Estas navidades pasadas a Ursula se le ocurrió hacerle a su padre un regalo muy especial. Le compró una cartera, y dentro debía llevar la foto que tuvo que guardar, pero esta vez retocada, para que le durara muuuchos años más.
Como sabéis uno de los programas que utilizo cuando diseño es Photoshop. Yo sé que muchos de vosotros habréis hecho vuestros pinitos con el, y el que no, seguro que ha oído hablar de ello.
Photoshop es un programa fantástico. Me acuerdo de mi época de estudiante, cuando empezaba a aprender su manejo, me parecía super difícil, y la mayoría de cosas no entendía ni para que eran. Además si a eso le sumamos que lo aprendí en inglés, peor aun!
Me dedicaba a coger fotos mías y de mi familia y probar uno a uno los millones de filtros que tenia. Que si ahora la pongo en sepia, ahora con luz de neón, ahora como si fuera un óleo, uff me podía pegar tardes enteras.
Cuando empecé a trabajar de diseñadora (hace ya 12 años, oh my god!) es cuando descubrí que Photoshop es en realidad una herramienta super potente al servicio del diseño y la fotografía, y que tiene un mundo de posibilidades mas allá de los filtros.
Ahora es cuando viene el señor Adobe y me paga la comisión por vender su producto, jajaja.
No, en serio. Volvamos a Ursula.
La foto en cuestión era ésta (gracias chiki por dejarme ponerla). Podéis pinchar en las fotos y se ampliarán.
Como veis, el paso del tiempo había hecho que la foto perdiera color y los tonos se habían unificado, como si llevara un velo encima. Así que
PRIMER PASO: jugar con los contrastes de colores, luces, curvas, para que la imagen ganara fuerza.
Otro de los grandes problemas era que los bordes estaban super desgastados. El papel se había plegado y roto, con lo cual había distorsionado la imagen. Como la zona superior se había llevado la peor parte, de momento arreglé la de abajo.
SEGUNDO PASO: Arreglar los bordes, combinando la herramienta tampón, con el recorte de la foto, que además permite ponerla recta si al escanear se ha torcido.
Y esto quedó así:
La foto tenía unas manchas oscuras sobre la imagen, eso tenía que desaparecer.
CUARTO PASO: usando un filtro que quita "polvo y rascaduras" y sustituyendo colores, quité esas molestas manchitas.
Además de las manchas oscuras, había un montón de trozos que habían perdido color, se habían formado unas manchas blancas, de roces, pliegues.
QUINTO PASO: Usando el retoque de las curvas y jugando con los brillos y los contrastes, y por supuesto mi querido amigo el tampón, que me ayudó a inventarme algunas cosas que no existían, (como el pelo de su hermano), quedó así.
Era una pena como estaba la carita de la pequeña Ursula. (Tendríais que ver el bombón que es ahora).
SEXTO PASO: Jugando de nuevo con el tampón, conseguí reconstruir el pelo y unificar los tonos de la cara. Hice lo propio con la de su hermano, aunque sin una referencia en la que fijarme no pude conseguir mucho más.
SÉPTIMO Y ÚLTIMO PASO: Terminé de arreglar la chaqueta y la falda de Ursula y le di unos pequeños retoques al fondo.
¿Qué os parece el resultado? Lo cierto es que podrías estar retocando y arreglando una foto eternamente, porque cada vez que la miras ves cosas que corregir. Pero lo que pretendíamos con esta foto es conservar el carácter antiguo y no inventarnos demasiadas cosas, que luego se ve cada foto por ahí que parece pintada por la señora del Ecce Homo de Borja, jaja.
¿Os gustan este tipo de posts? ¿alguno de los que me leéis utilizáis photoshop?
Si, yo lo utilizo y se el trabajazo que lleva eso. Así que enhorabuena porque te ha quedado genial :)
ResponderEliminarMuchas gracias Lourdes! La verdad es que es un trabajo de gran minuciosidad, y nunca se ve el fin! Un besito
Eliminaryo tambien uso Photshop aunque nunca hice ninguna restauración de foto. Muchas gracias por el post ^^
ResponderEliminarGracias Debora! me alegro de tener gente a la que le interesen estos temas :) un besico
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